Ojos de luna

Prosa poética, meditación y búsqueda. Sobre el ser, el lenguaje y la belleza, escrita con el pulso de la emoción más que con la razón.

  • Aquel tango a media luz

    En dos actos una sala repleta y tus piernas cruzadas sobre la pantalla de aquel viejo cine, cruzadas sobre miradas de soslayo, sonríes al ver en la pantalla a dos amantes llamándose ella desde una ventana en el alfeizar él a pleno pulmón gritando Ojos de luna, Ojos de luna baja ya mi vida, él desgarrando el viento con su voz acelerada, cerca del puerto medio desnudo calzado con los anhelos de un sentir que le parte en dos, con vistas al puerto donde hay un barco a Venus prometiendo un viaje inolvidable. Ella corre dichosa a su encuentro, con la prisa con la premura cómo si fuera su primer beso, empapados de deseo se abrazan sobre la arena y las olas los cubren con un manto de pasión. Mientras ellos se besan , recorro los milímetros de tus piernas entrelazadas como si acordasen seducirme y no encuentro salida entre tus labios, las palabras se dicen despacio con una inmensa pausa como si cayesen a un abismo donde moran las luces de primavera pero los focos del cine se encienden, suena una canción con sabor a alegría y alguien carraspea envidiosa tos y nosotros nos reímos nerviosos con los créditos escritos directora, productora, cámara y protagonista Ojos del luna, cuando no queda nadie el acomodador nos grita desde la entrada para que salgamos y nos negamos a ser el final de aquella historia, cogidos de las manos partimos desde las butacas a nuestro sofá y nos encontramos abrazados sobre la arena como los protagonistas de nuestra historia sin final.

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    Excitado, se funde el puerto y hay una barba de mil años observando se aleja la marea mientras corriges tu maquillaje pintando las olas con tu carmín y como dos porteños bailamos un tango desesperado, y nos cubrimos de niebla como la pipa que ahora fumo y condensa tus miradas, me quema arde deseo, arde la pleamar torna ácida pasión arde, me quema, noches con sabor a sal atado a tus versos, deseo, hay un puerto mestizo, deseo, arco iris danza y cortejo, tango, su piel y un melodrama su rostro, deseo, tango, deseo y sal, pasión.


    Sal, mareas de aguardiente, tangos y tú


    Fundirte deseo despacio deseo, despacio, quemando una vela despacio, brasas, pavesas y humo, despacio, solos en la multitud, eterno sueño, solos tú, yo y tus ojos de luna, asido a tu nuca, labios, entrelazar deseo, deseo enredadera escalando en su diario subiendo sobre sus medias, sus licores, sus aromas hoy hueles a tango Ojos de luna. Respira el dulce olor de las flores del almendro en una mañana de invierno, entre mis brazos, respira, respiras, despacio entrecortada calada de tus labios sobre el humo de mi boca, respira, respiras una pléyade de estrellas brillantes, ópalo deslumbrante, respira ahora, despacio.


    Luminoso satén, izar la vela de sus pasos, tango, saciando anhelos indícame el camino hasta tu lecho, Ojos de luna, en una risueña posada en un lujoso hotel, en aquella pradera o en aquel desvencijado coche suena una canción y es un tango, nuestro tango, astrolabios en sus gemidos donde me enloquece donde soy sediento tripulante me enajenas Juno, bailarines en una ola danzan sobre sus largas piernas, sal deseo, tango entrelazados, edén, sal, edén sal y gemidos. Horizontal paraíso arrancar jirones de luna, celosa luz y deseo, la atrapa entre sus brazos se desvanece entre la bruma. eternidad y paraíso. Arrancas jirones de luna, celoso reflejo de tus ojos, perdida la atrapas, la encuentras escapa entre las yemas de mis dedos, se desvanece, sal, deseo, edén, se desvanece entre las rocas. Bailamos nuestro tango a la luz de una pálida luna, sus cabos clavados en el rompiente. Anclamos un segundo en nuestra memoria y cogidos de las manos con la luna guardando nuestros pasos. Luna blanca, jirones de luna, aromas colores sobre el verde de esta loma, desatado rojo.

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    Nexos, dulce guitarra dos cuerdas, dos sombras confundidas forman una sonrisa, un cabo, dos cuerdas, dos almas errantes, un nudo marinero y atado deseo, deseo, mapas, manos entrelazadas y sueños trenzados mapas laberintos sobre tus alas. Abrir todas las puertas entrando en cada habitación todas las noches, todas las puertas, cien llaves para abrirte alegría, cien llaves, bálsamo para las heridas.

    ¡ mírame! ojos de luna, baila sobre mis dedos

    grietas de miel.

    Seda,  piel, bella, piel, bella

    Cien llaves

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    Déjame ser marea y olvido, ojos de luna

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    Píntame un mundo en sus zapatos de tango, agitan las mareas se rompe el suelo y se canta tu triste ausencia, sombras rojas, sombras rotas, alegría, romper los zapatos, los brazos, la camisa romper el alma, contra el suelo y que tiemble el miedo. Tango, susurras en mi oído. Sinfonías de mármol blanco en la barra del bar, rasgadas caricias, sobre tu cuerpo beso el éter, sobre tu cuerpo sueños de cristal, azul cian perdido, ebrio sobre tu cuello, sobre tu cuerpo florecen dalias y las mastico ebrio de sus aromas, florecen sobre la resaca que me lleva que me arrastra sobre su cuerpo, es su olvido una sonrisa, guía, timón. enamorar sirenas, marineros, sin mástil, quebrado timón, gira, gira deseo, el mundo gira sobre sus pasos, trazos partidos, en los cabos de sus brazos, ¡Tango!

  • AMAPOLAS

    Rojas salinas en el límite de la consciencia, a los pies del abismo cerca de donde me cogiste de la mano, en el primer escalón del cielo, cerca de tus labios, bajo una niebla espesa, perdidos en la inmensidad de un cosmos donde luce un temporal de rojas olas, baten furiosas los acantilados donde se encuentran cielo, tierra y tus manos, donde las estrellas navegan por la incertidumbre y la luna juega a esconderse entre signos de interrogación, amanecen, dos sueños entrelazados, amanecen dos amantes con los cuerpos empapados de pasión, rotan rocío de bruma, amanecen agitación y quietud, al alba, rebelión sediciosa, rebelión nace acrata como una pequeña margarita enraizada entre los adoquines, florecer entre convulsa rebelión. Ante unos ojos clavados en el vuelo de tus pasos, rebelión, ante el arte del vetusto musgo para permanecer, para prevalecer, bajo la humedad de aquel manantial que surge desde que la Tierra es, rebelión, ante el gafe amarillo con el que se visten de armillo, rebelión.

    Deseo escrito en las sábanas con manchas de carmín. Compleja absolución haciendo del pecado objetivo y de la pasión guía en los mapas de los pliegues de tus sábanas, ardiente rebelión polinizada, galvanizada, delicada, sutil belleza. Rebelión.

    Los mirlos azules cantan las bienaventuranzas ante los galones de sicofantes que desfilan orgullosos rindiendo honores a su mentira. Pagando el tributo de su amargura ante su exigua conciencia. Nosotros enredados entre tus sueños y mis sábanas preguntando el porqué de tanto rencor, el significado de sus manidos embustes, de su manoseada falacia.

    Mientras salga el sol, mientras salga el sol, mientras salga el sol, habrá un rayo de esperanza.

    Envidia vestida de solemnidad, cainita envidia, de hiel envidia, del más triste recuerdo hacen gala, del inmundo propósito, de ser sin saber, de estar sin conocer, de izarse soberbios sobre las sombras. Detrás siempre tras un velo de hipocresía, ocultos, detrás siempre tras las huellas del amo. Sucia y vacua arrogancia, vacías de sentido.


    Rebelión salvaje, ácrata, necesaria rebelión. Describir un cielo diáfano con un cálido sol que parece sonreír sonrojar lunas de coral, dame la mano ojos de luna. Seda para respirar un bosque, clamar vida, arrancarte la piel a tiras, vida, escalar una montaña y centrar el objetivo en los pliegues de tu piel, rebelión, vida. Amapolas observan desde la pausa el palpitar de tus labios rojos. Amapolas furtivas cazan el último haz de luz de aquellas olas rojas, Amapolas de efímera belleza tallan con su memoria una estatua con forma de mujer y con tu nombre, Ojos de luna. En las faldas de mansas montañas nacen hontanares con todos las armonías. Amapolas de terciopelo, rebelión.

    Cielo en su iris hielo en tus manos como tallos congelados de aquella amapola rígidas por la rosada, hielo, hielo, hielo

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    Locuaz arroyo ¿A quién cantas tus mañanas?¿ A quien desnudas en tu reflejo?¿ Es a ti Ojos de luna? – Sí

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    Camisón de roja pasión, perdidos senderos, perdidos sentidos, perdido todo menos tus dedos sobre mi mano. Perdidos senderos, sentidos perdidos, senderos perdidos, besar perdido en el laberinto de tus suaves colinas, arañar las redes tus pestañas atrapados mis ojos en tus miradas, perdidos senderos, sentidos perdidos, senderos perdidos, perdidos en el hermoso dédalo que compones en mis dedos.

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    Sereno, imagino como quien dibuja un juego de polen de pizpiretas abejas un juego de polen, enamoradas olas de pléyades en tu iris que es un bosque.

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    Sucumbir, caer, cejar de escalar a lo más alto de un bosque de gruesas ramas y troncos de cientos de años. Caer, cejar, sucumbir, cayendo desde el éter hasta tus manos y rendirme solo ante esta plácida maraña de emociones, caer. ————————————————————————————————————————

    Ocaso se cubre con una tenue sombra el horizonte y no te veo, ya no te escucho, estoy solo entre las sombras, frío con unas nubes grises que no dejan ver tus ojos, con una niebla que esconde tu respiración. La nívea y bisoña amapola sueña con ser roja pero se marchita con una helada que congela, contrae, mata anhelos y sueños por igual. ————————————————————————————————————————Dulce vuelo, colmena rejas de miel bienes de tu luz

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    Enciende un circulo de fuego, desata lujuria, trémulo deseo, herrero trabajando la estructura de sus ojos de luna, de cada cráter. En sus ojos de luna.

    Con alma clama un arado para trabajar las tierras de tu piel, los reflejos de sudor, los viajes sobre nosotros, en los rascacielos de papel viven las pajaritas que doblaba y dejaba en tu regazo, viajes, en sus nidos de los bosques en los verdes en las pequeñas ramitas que nos sirven de hogar.

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    Cuida las piñas el duende en los hontanares de San Marcos, tiende sus manos y casca piñones con los que alimenta el canto de dulces pajaritos, a lo largo del tiempo, escurridizo tiempo, replicante androide enamorado. Tocan las amapolas campanas de espiga llaman a despertar, llaman a orar y a respirar despacio, ahora, despacio. ———————————————————————————————————————

    Paz anhelada desanida sus picos alimento sin resuello, tiempo, tiempo, tiempo, bruma

    fruto de serenos días, especias. Alas saladas de rojas olas de especias doradas. Ardillas pizpiretas pierden sueños de avellana, en las ramas en aquel tronco no, en ese tampoco. Amapolas ríen a hurtadillas alegría, alegría roja de amapolas.

  • Alas de lunas crecientes

    Los días se hacen ligeros al compas del la encelada lluvia, sonando como un segundero corriendo como un instante, un instante que se escapa al pensarlo, huye, un momento no da tiempo al recuerdo a grabarlo dentro de mí, pero que no olvidaré nunca y vuelve sólo junto a ti. Con las ropas empapadas de felicidad, jarreando alegría, calados hasta los huesos. Besos llueven, llueven labios y nos mordemos, nos comemos la boca nos mordemos con los ojos, deseo…Riego mis ojos con la sonrisa de la musa, anuncia un huracán de pasiones, corriendo sobre mi piel. Lejos del ruido, callados besos y nos mordemos con trémulos impulsos, irrefrenables deseos y nos vamos lejos, lejísimos. Su vuelo de eterna vida torna luz la calima, vuelve feliz lo anodino, curativa miel torna el hiriente veneno, la hiel vuelve caricias, vuelve, vuelve, vuela entre mis dedos -¿ Quién eres? ¿ Cómo he de llamarte? – Soy Ojos de Luna.- En el barro peregrino de la superficialidad, torna un monótono canto en la más dulce melodía, rebosando alegría, rezumando sonrisas gota a gota lloviendo eterna sobre mí, cayendo suave como llovizna, como un pañuelo de seda enredado en el viento, mecido, movido por una tenue brisa.

    Eres alegría en un sueño lucido, real, vivo, palpitante, latiendo con brutal fuerza justo antes de despertar, invocando al deseo a perderse deslumbrado por entrar en el bosque de su luz, Construyendo en el éter el  mayor de los silencios. Disipa la somnolienta niebla con una llama y el incienso aromatiza el templo que creas con tus manos, en silencio, se hace espesa la sangre sumiendo a aquel trovador en soledad y tranquilidad. De una verdad sólida, espesa sangre cada nota más espacio.

    Los días se hacen ligeros al compás de la lluvia y bailamos. Riegan sus besos una copa roja de vino, en el paseo inundado de vida hay una sombra que me ama, quizás sea la tuya, Ojos de Luna. Hay una hoja deslizándose desde la copa hasta el suelo, entonado tus pasos como si fueran una canción, susurrando en un lenguaje extraño palabras de amor, disolviendo la tierra en fina arena para ser una caricia de tu luz.

    En una tímida llama hay un racimo de vida, en cada gajo un momento de tu mano, se hacen ligeros los sueños de tu mano, se hacen reales de tu mano, un mapa de tu mano, sino, dibujar las líneas de sus caminos en sus manos, eres el rocío de un desierto donde las dunas cantan tus melodías, un oasis de luz bajo la estrella del Norte.

  • Destino

    Donde vivía una pequeña, tintineante y tímida llama ahora arde un incendio.

    Brillantes espejos, lucen con tu reflejo a contraluz y una sombra baila al son de la llama de un cirio medio consumido, es tu sombra baila al son de aquella bendita vela mecida por una salvaje y bellísima incertidumbre.

    Entre los recovecos de tu piel se encuentra mi destino escrito en tu sudor, en la sombra de mi cuerpo sobre el tuyo, en la piel de tu abdomen, se dibuja una sonrisa y es la mía. Desenterradas entre los sedimentos de un antiguo mar, he encontrado pequeñas conchas fosilizadas que cuentan la historia de las olas en el rompiente y despacio cómo con un suspiro me han susurrado tu nombre.

    He recorrido un camino cubierto de niebla, con un desvencijado coche he buscado el valle donde vives alegría, y te encontrado en sus ojos, te he buscado y hallado en cada gesto, en esa tenue caricia, o cuando me lleva de su mano, has desbordado mis ojos, alegría, destino, sino, fin de cada frase encerrada esperando ser descubierta para cubrirte de flores.

    En aquel valle cubierto de verdes he buscado tréboles de cuatro hojas para calmar la peste de la desdicha, hasta en el más recóndito bosque de la más prístina selva, examinado cada palmo de pradera, he arrancado pequeños pedazos de costra que cubrían unas petrificadas emociones, dentro de un espeso bosque he hallado jirones de alegría, con un poco de suerte, contra todo pronostico.

    Aquella noche, bailamos como dos cuerpos decapitados, agitando el éter con nuestros brazos como las enormes hélices de un buque, intentando calentarnos las manos, soplábamos palabras de amor. y uníamos nuestras manos. Un manto de niebla deseaba hacernos desaparecer consumidos por la humedad y el frío , envueltos en la siempre oculta respuesta, aquella noche cubiertos de bruma, una mano gigante arrancaba el horizonte, desterraba la luna, era ésta un destello y en el cristal del parabrisas las largas se mezclaban con la niebla y un ánima errante cabalgaba sobre el capó. Aquella noche nada respondía a la llamada del desabrido viento, viento que helaba el humo de un incendio en los cielos. Los cielos sin estrellas sólo espesa niebla y me frotaba los ojos esperando que aparecieses en el asiento del copiloto, vaho en cada palabra preguntando incisiva, aquella noche. Aquella noche recorrimos una sinuosa carretera subiendo un puerto que llevaba hasta la luminosa cumbre de un cielo hecho pedazos de tus ojos de luna.

    Conducir entre la nada, de la nada a la oscuridad, conducirnos hasta una recóndita carretera donde la niebla quedara a nuestros pies, solo para ver amanecer. Esperar una noche todas las noches de una vida entera por ver amanecer y vuelve mi sonrisa a dibujarse en la sombra sobre tu abdomen con destino entre tus manos. Dejarnos caer sobre un paisaje repleto de tréboles de cuatro hojas y rodar ladera abajo hasta aquella cabaña de viejos maderos. Deambular con la bandera blanca rendido a tus pies, vencido por la carcajada, ganados solo por esta contagiosa alegría.

  • Pétalos de Esperanza

    Tallas bellos horizontes con nubes de mármol, atrapas sendas en tu antiquísimo camino en los engranajes de los genes, en los pliegues del alma, atrapas sendas luminosos para lucirte, alegría
    Atrapas escurridizas sendas, -como cuando en tu largo viaje decides renacer escondida tras el reflejo de aquella laguna donde la calma parece esperar, solo por verte aparecer mirando tu interior
    Caminar cada colina, besar ardientes cumbres colmarlas de apasionados anhelos para beberme el olvido y ser juntos, memoria y recuerdo.

    Amanece, estiro los brazos como si pudiera alcanzar tu latente recuerdo y abrazarte
    Olas sugieren parpados, parpados cerrados en orbitas elípticas, pasajeros parpados
    Hielo buscarte alegría en el sueño de la estatua hay un mapa con señales y advertencias

    Atrapar cada brizna de vida, pensar en el reflejo para cercenar el añejo retrato, desfigurado.
    Curvado con decepción el cuerpo parece envejecer se encorva para soportar el peso de la vergüenza,
    Abrazar tus alas de fuego para renacer, rozar los parpados besarlos y soltar la procelosa desdicha
    Visitar sus ojos quizás primavera, quizás, son migas que sigo en este juego de niños
    Mecer los mares, acunar los océanos como quien juega en una bañera llena de carcajadas
    Anhelar ser luna, cada vida siete lunas, cada día creciente pasión
    Llama alegría desbordante deseo
    Avalanchas de pétalos arrasan de polen hasta el ultimo rincón de tu bendecida espalada
    Densa alegría de ramas infinitas, de caricias sin tocarte, de besos sin morderte, alegría de ramas infinitas en tus ojos del luna,
    Tus ojos de luna.

    Esperar la última curva, allí remota para desarmar su armadura y vestir una traje a medida hecho de confianza, para desarmar la roja esencia de sus labios, tallar un elipse perfecta sobre los ojos, tallar tu silueta y desnudarnos de miedos. Dejar caer los pétalos como sin nos dejásemos caer, caer sobre una orbita elíptica.

  • Aerotransportado

    En la alfombra tejida con cada suspiro…

    de tus labios entreabiertos, escapa un dulce susurro llamando a un nigromante que espera escuchar su nombre, fumando una pipa de mil años con un abrigo negro largo que arrastra por el infierno. Infierno negro bosque de espíritus oscuros, preguntas para las ánimas errantes-de cómo encontrar cálida paz, de cómo escapar de las garras de la desdicha, de dónde serenar la difusa realidad, de donde apaciguar la salvaje y a veces ácida verdad-su hálito es gélida niebla del inframundo donde los tiempos se cuentan por futuros pasados, las vagas respuestas atraviesan nuestros cuerpos como un bisturí y su sonrisa hiela hasta a los difuntos.

    Te espero reclinado con mi cabeza en las nubes y torna la mañana raíles de suave luz -rojo, naranja, amarillo noviembre- y las respuestas siguen siendo vagas, gélidas. Sobre la alfombra nos decidimos a recorrer el camino inverso, para sobrevolar de una pradera perdida en la terrible inmensidad de la Nada mientras pienso en el frío luminoso, en el frío razonable, en el frío nigromante que dibuja mañanas de hielo en sus respuestas, mientras la escarcha empieza a congelar nuestras emociones.

    Cuando empezó a perder sentido hablar cuando las palabras se borraron y son susurros entrecortados, frases a media voz, una voz llama ahora al druida de aquel arraigado bosque, al brujo que vive en la choza del miedo, derruida, abatida consciencia, miedo magia negra. Cabalgas con el recuerdo encogido para no chocar contra las ramas de unos árboles que parecen tener horrendos rostros y nuestro cuerpo es sacudido por las ráfagas de puro pavor vencidos por el hielo y el miedo.

    No, no son las visiones del chamán son las manos de un bosque animal, de un bosque salvaje que reclama una vida para su sacrificio, para hundirse en el letargo del hielo, le ofrezco mi cuerpo y no es suficiente, le ofrezco una gota de sangre y me reclama un océano, nunca es suficiente, Me enfrento al canto gutural del chamán porque aún tengo esta alegría contagiosa como un virus mutando en mi interior y mostrándose orgullosa en mi sonrisa y le hablo al bosque de tus ojos de luna llena mientras canto nanas a los lobos que aúllan allí en la distancia, sobre aquella ladera en un saliente de roca pendido de las nubes, mirando desde la distancia la llamada y solo se escucha el canto del chamán.

    Construyó una v doble, con versos de fondo e intento redactar una oda a la noche entre la oscura melodía de un sintetizador, aquella línea de bajo, nos lleva, nos dejamos llevar, sobre la alfombra lejos, lejos, lejos nos atrae como el intenso ardor de un dulce compás que escapa llamándonos y bailamos, bailamos al son de una felicidad que no nos pertenece que podemos abrazar, sólo, cuando estamos juntos, únicamente cuando bailamos juntos, cuando escuchamos esa voz al unísono es latir de gea que me quema, arde desde dentro de nuestros cuerpos calibrada para volar por encima del teclado y clavo arrogante las teclas como si martilleara una campana para llamar a orar por la voz que ya no se escucha y el chaman grita, pero sólo se escucha el latido de tu suspiro con los labios entreabiertos donde escapa un dulce susurro y al escucharte todo se detiene, el tiempo parece retroceder buscando el Este.

    En un desgarrador equinoccio consumido por el salvaje aliento del frío enterrado entre las nubes, renacido al mismo tempo, confundidos día y noche en una larga travesía, excito sueños para despertarte alegría destierro los miedos entre la refulgente noche te veo aparecer con un vaporoso vestido azul allí donde reinan los rojos del amanecer, este arrebol es un árbol del Edén, con cada pieza de pecado entramos en esta noche hecha del mismo material que aquel inalcanzable mañana, en el puerto del Este, donde se guarnece del frío amanecer, excito sueños como quien con la chamuscada rama de aquel árbol en llamas enciende la televisión para ver el mundo arder, cerca del puerto del Este.

    Desafías al astrofísico, en tu espectro aparecen oxigeno agua y desesperados sentidos buscando entre el ultravioleta una respuesta a su enamorado querer. Querer anhelar una gota de lluvia en la zona habitable de tu alma, rompiendo, quebrando la velocidad de la luz en cada cráter de tus ojos de luna pequeña y serenas huellas de luz reflejada en un arlequín que te pinta los labios y tu sólo sonríes, sólo sonríes -un universo entero plagado de brillantes galaxias, un paraíso, un luminoso ópalo.
    Sumergir nuestra percepción en un vórtice para saludar un otoño sideral. Escalamos una flor de loto, olvidamos una triste mirada en las puertas de Tannhäuser

  • Buscar La Belleza

    ¿ Qué hacer?

    Si no puedo imaginar, paisaje más hermoso aún distante, distante, oculto en aquella senda escondida, en ese bailar de tu camino, en la fragancia de tu esencia, en tus silencios o en un torrencial arroyo de verbos, en la sombras con las que proyectas una historia inacabada, en tus ojos de luna creciente, en cada cráter una luz y tú qué amaneces al alba iluminándolo todo.

    ¿ Cómo ser?

    ¿ Cómo ser?  ¿ Cómo debo ser?

    Cuando imaginar, espacio más dulce, es mentira

    ¡MENTIRA!

    ¿ Dónde mirar? 

    Si lo tengo prohibido con una señal luminosa, pintada en mi camino, en esta sinuosa carretera que recorro con un coche hecho de sueños, con la carrocería llena de accidentadas lágrimas y los faros fundidos, donde frenar es tanto como golpear esa señal hasta hacerla pedazos y que no quede nada que fije miedos y angustias a un stop que luce como un árbol de navidad, con un pulso acelerando cuando estás junto a mí, cambiando de marcha y pisando a fondo y allí se quedan abulia y desidia allí se estanquen en las aguas de la contaminada charca de la indiferencia, que este escribiente no va a detener ni sus manos ni sus anhelos por su alma despedazada, no voy a resistirme a ser, a verte despertar, a verte tranquila descansar del dolor. Sea mi alma hecha de reconstruidos retales, cosida de reconstruidos pedacitos sea un retazal y convirtamos este frío infierno en un cálido manto de esperanza horizontal.

    ¿ Dónde ver, ir, estar?

    Donde perdernos sea otro placer, donde juntos redactemos un código secreto de adjetivos para describir este libro con cimientos de algarabía, de alegría, de alborotados verbos clavados en todos los versos que te escribiré. Un árbol de verdes copas, de jubilo, de pasión desordenada con unas profundas y gruesas raíces que brotan sobre la tierra como venas sobre nuestra piel. Piel, tú ebúrnea piel, yo trémula caricia y nuestros cuerpos en pie ante aquel huracán severo y recto que arrasa con la verdad, que teme a la realidad de un deseo desbordando aquel barranco de sentires.

    ¿ Por qué escribir versos enamorados?

    Porque alcanzar la paz sea sólo un suspiro de tus labios, porque reclinar la pausa sobre tu hombro sea una bufanda tejida de emociones, porque no sé como vivir más allá de tus idas y venidas. Porque no puedo soñar otro invierno donde el frío de la distancia se clave como un carámbano en mis costillas. Porque el deseo arde dentro y me lleva a cruzar cada derruido puente, cada seco cauce en tu busca.

    ¿ Por qué zarcear y jugar con palabras?

    Porque los rasguños de andar enredados entre zarzas son mapas para encontrarte alegría, para crear sendas a partir de cicatrices, y los días se vuelvan dichosos juegos de niños ocultándose entre aquellas hiedras, o tras aquel ciprés solitario que preside el camino hacia una casa abandonada donde no vivía nadie y ahora moran un sinfín de pasiones.

    ¿ Por qué redactar estos párrafos errantes que nunca llegan a tus ojos de luna?

    Porque vislumbrar un paraíso perdido de prístinas ramas de verdes cristales, vivos en una cueva infinita de versos enamorados. Si no son más que palabras vagabundas dentro de un botella en un embravecido mar, o ser aquella carta congelada en una escabrosa cordillera de interrogaciones. pero siempre quiero escalar sobre tus miedos para abrazarte y subir ahí arriba donde solo se ve un suelo de nubes un suelo que es un sueño de palpitantes besos.

    ¿ Por qué no abandonar?

    Porque no entiendo, ya no comprendo. Las letras ni sus silabas. Ni su origen ni su fin. Incomprensible, indescifrable, borrosa. Torna Belleza lejos, lejos, torna difusa. Sin entonar tu rostro, sin sentir tu presencia, sin ser las huellas de tus pasos, sin redactar los salvajes latidos partiendo en dos las tristezas de mi pecho, porque no entiendo ya no comprendo las frases de otros labios, las letras ni sus sílabas todo inundado de tu luz, y yo trémulo escribiente latiendo párrafos esquivos. Escribo tu nombre escondido en cada pálpito, grabado a contraluz en cada tecla de un portátil donde siempre, siempre, siempre se escribe felicidad con las letras de tu nombre. En un ramo de enamoradas margaritas con síes en cada pétalo, con una sonrisa grabada en el dintel de la puerta de tu puerta y en el quicio una carcajada, cada vez que te veo.

    Por el verbo de cuatro letras que late en mí, en casa respiración, a cada paso en cada punto y seguido, seguido tus labios y de ellos tus palabras. Por multiplicar cada sentimiento por si mismo y progresar hasta alcanzar los mil millones de besos, de labios y de estos tus palabras.

    ¡¿Cómo ser?! ¿ Cómo debo ser?

    Si no puedo imaginar, paisaje más hermoso aún distante, distante, oculto en aquella senda escondida, en ese bailar de tu camino, en la fragancia de tu esencia, en tus ojos de luna creciente, en cada cráter una luz y tú qué amaneces al alba iluminándolo todo.

    ¿ Cómo ser?  ¿ Cómo debo ser?

    Cuando imaginar, espacio más dulce, es mentira

    ¡MENTIRA!

    Cuando los días se pierden atravesados por el recuerdo. Cuando las noches permanecen atentas. Cuando aquel brillo en tus ojos ilumina los deseos. Cuando Aún suspiran una avalancha de emociones.

    Porque no entiendo, ya no comprendo. Las letras ni sus silabas. Ni su origen ni su fin. Incomprensible, indescifrable, borrosa. Torna Belleza lejos, lejos, torna difusa. Sin entonar tu rostro, sin sentir tu presencia, sin ser las huellas de tus pasos, sin ti.

    BELLEZA

    no te comprendo belleza, no te siento, en otro Lugar sin su presencia, ¿ Qué hacer? ¿ Cómo ser? Si has definido la belleza con una armonía de acepciones cantando un arroyo que juega de alegría un frondoso bosque verde, una salvaje selva, un volcán de lava ardiente y un río que desborda sus aguas en trémulas y saladas  lágrimas brotando de tus ojos de luna.

    ¡¿Cómo ser?! ¡¿Cómo debo ser?! Si no puedo Imaginar más hermosa belleza